Cuento seleccionado de Pablo Angulo como ejercicio para el tema 5 de Lengua.
Érase
una vez un egipcio que ganaba en todos los juegos del reino tanto en deportes,
como en juegos de mesa y claro, tenía que ganar en todo para ser un buen faraón.
¡Uy! no os he dicho, que es el príncipe, el hijo de Amenhotep III y de la Gran
Esposa Real Tiy. Él se llama Akenatón, pero esta historia no trata de él, sino de
su hijo Tutankamón.
Tutankamón
al igual que su padre ganaba en todo, y un día dijo.
Tutankamón: Padre creo que estoy listo
para ser Faraón.
Akenatón: ¿estás seguro hijo?
Tutankamón: sí, padre.
Akenatón: ¿le has ganado a todos y
cada uno de los egipcios mejores en algo?
Tutankamón: sí, padre.
Entonces
apareció su abuela Tiy con una caja de madera.
Tiy: ¡No a todos!
Tutankamón: ¿Seguro abuela?, ¿quién me
falta?
Tiy: ¡Yo!
Tutrankamón: Tú abuela, para deportes no
estás, así que será un juego de mesa.
Tiy: Buena deducción nietecito
mío, es un juego de mesa.
Tutankamón: ¿Pero cuál?, he ganado en
todos los juegos de mesa que conozco.
Tiy: ¿Pero no conoces el senet?
Tutankamón: No, ¿me puedes explicar cómo
se juega?
Tiy: Sí que puedo.
Tras
largas clases de senet, Tutankamón aprendió a jugar y un día le dijo a su
abuela.
Tutankamón: Abuela, te reto a una
partida de senet.
Tiy: Bueno veremos lo que pasa.
Tras
un largo rato en el que estuvieron jugando al senet, se vio salir a Tutankamón
decepcionado.
Tutankamón: ¡Vaya abuela! Eres buenísima
jugando al senet.
Tiy: Ya te lo dije, mientras te
enseñaba.
Tutankamón: Ya lo sé, te debí haber
escuchado.
Un
rato después Tutankamón se acordó de que el único que había ganado a su abuela,
era su padre, es decir su bisabuelo y como por desgracia estaba muerto, se le
ocurrió hablar con los ancianos del reino, que eran buenos amigos de su
bisabuelo y los ancianos le dijeron.
Ancianos: Hola Tutankamón, ¿qué te trae por aquí?
Tutankamón: Quiero saber cómo jugaba mi
bisabuelo al senet.
Ancianos: Pues pregúntaselo.
Tutankamón: ¿Pero no estaba muerto?
Ancianos: No, sólo se fue de Egipto
por la guerra, que hubo antes de que tú nacieras.
Tutankamón: ¿Si?, ¿a dónde fue?
Ancianos: A Etiopía.
Tutankamón: Vale, de acuerdo, partiré
mañana.
Ancianos: Ten cuidado, hay bandidos que
si descubren que eres Tutankamón, te atacarán.
Tutankamón: Vale, iré cubierto por mi
mejor disfraz.
Ancianos: Lo mejor será que vayas
acompañado, si te ven solo, te robarán todo lo que tengas.
Tutankamón: Buscaré a alguien que
conozca bien el desierto.
Ancianos: Bueno, adiós.
Tras
un largo trecho, encontró una muchacha, que se llama Ankes que le dijo.
Ankes: Hola príncipe, ¿Qué deseas?
Tutankamón: Que me acompañes en un viaje
por el desierto, he oído que lo conoces bien.
Ankes: Sí, pero debemos equiparnos.
Tutankamón: Bueno soy un príncipe, tengo
todo lo que haga falta.
Ankes: Pues necesitaremos, ropa,
agua, comida, dos camellos y dos trozos de pedernal.
Tutankamón: De acuerdo, lo traeré en un
momento.
Ankes: Te espero a las cinco, en la
entrada del reino.
Luego
a las cinco y diez, llego el príncipe a la entrada y Ankes ya estaba allí que
le dijo.
Ankes: Por fin, llevo esperando un
rato.
Tutankamón: Lo siento, pero no
encontraba pedernal.
Ankes: ¿No se supone que eres un
príncipe?, ¿y por qué vas vestido con esos harapos?
Tutankamón: Sí, pero vine tarde a posta,
para que los bandidos del desierto no se enteren, porque se dice que hay un
grupo de bandidos en el reino.
Ankes: Ah vale, por eso vas con
esos harapos.
Tutankamón: Sí, partimos ya.
Ankes: Sí, por cierto y los
camellos.
Tutankamón: Ah los camellos ya están
fuera, mandé que los llevasen.
Ankes: Ah bueno creía que se te
habían olvidado
Tutankamon: Venga vámonos
Tras
una larga travesía pasaron por la zona de los bandidos y para sortearlo pasaron
por detrás de unas rocas y oyeron hablar a dos guardias.
Guardia1: Nosotros los chacales
conquistaremos el reino.
Guardia2: Sí, pero es difícil con la
muralla.
Guardia1: No pasa nada con los nuevos
cañones la convertiremos en arena.
Al
escuchar eso, el príncipe se asustó mucho, pero a Ankes se le ocurrió una idea
y dijo.
Ankes: Mi padre era artificiero,
porque no ponemos una bomba de humo y saboteamos los cañones.
Tutankamón: Me parece buena idea.
Ankes: Así que con este trozo de
tela, con un poco de pedernal y estas hierbas, ya está.
Tutankamón: Déjame a mi tirarla, soy
bueno lanzando cosas.
Ankes: Vale.
El
príncipe calculando más o menos el lugar donde se esparciría mejor el humo,
tiró y acertó en su objetivo, pocos
segundos después estaba todo lleno de humo, así que cogieron y destruyeron los
cañones, seguido esto partieron muy rápido, semanas después el príncipe y Ankes
se empezaron a enamorar y cada vez su amor era más fuerte. Bueno, varios días
después llegaron a Etiopía y preguntaron por el abuelo del príncipe y le
dijeron que había montado una escuela de senet y cuando llegaron, Ankes y el
príncipe le explicó que era su biznieto y le dijo porque estaba ahí y él le
explico una jugada para ganar a Tiy y Tutankamón le preguntó:
Tutankamón: ¿Por qué no vienes con
nosotros bisabuelo?
Bisabuelo: porque no puedo dejar la
escuela, pero prometo que todos los inviernos iré para allá.
Tutankamón: Vale.
A
la vuelta el príncipe ganó a su abuela y se casó con Ankes y tuvieron tres
hijos.
Fin.
